Casanova habló de sí mismo casi inocentemente para regocijo del lector, Stendhal lo hizo con la clarividencia del narrador capaz de desmontar los relatos que operan en su propia psique; Tolstói, transformó la autobiografía en una auténtica búsqueda espiritual, ética y religiosa. Al recrear literariamente sus propias biografías como punto de partida de sus obras, se podría decir que fueron poetas de sus vidas.