Pedro I de Castilla, hombre frío y vengativo, persiguió con saña a quienes amenazaban su poder. Y por sus atrocidades lo conocemos como Pedro el Cruel. Sin embargo, acabó sus días a manos de su propio hermano bastardo, Enrique de Trastámara Pero ésta no es una novela sobre el rey don Pedro, sino sobre sus mujeres. Reinas que reinaron, otras que fueron repudiadas y alguna que ascendió al trono después de muerta. Es ésta una historia sobre barraganas, putas y bastardos, sobre mártires reales o imaginarias, sobre la guerra y la peste, sobre cadáveres que lideran ejércitos y otros que se proyectan incorruptos al futuro. En esta novela que tienes entre manos, lector, la tierra tiembla, los cuerpos se estremecen, las venganzas se esculpen en piedra y se pierden unas cuantas cabezas Porque el siglo xiv fue un tiempo violento y convulso, una época en la que a veces se podía ganar una batalla de forma aplastante y, al mismo tiempo, perder la guerra, y también un período donde la crónica se transforma en leyenda y es capaz de convertir a determinadas mujeres en santas o en diosas. Y aquí está todo, en sus protag