Los años de la crisis llenaron las calles de manifestantes indignados y fueron un revulsivo que dio lugar a nuevos movimientos sociales e incluso nuevos partidos. Esta poderosa ola de indignación hizo que se tambalearan muchas instituciones, desató las grandes pasiones políticas pero también generó un especial desconcierto. Puede que los tiempos de indignación sean también tiempos de confusión.