En el espacio de un siglo, la dinastía Plantagenet consiguió y luego perdió una gran parte de Europa occidental. Por medio de su matrimonio con Leonor de Aquitania, en 1152, el joven Enrique II, aspirante al trono de Inglaterra, se convirtió en gobernante de un vasto territorio. Con una extensión que abarcaba desde Escocia, en el norte, hasta los Pirineos, en el sur, y desde Irlanda, al oeste, hasta el Lemosín, hacia el este, el Imperio Plantagenet se fundamentó y se mantuvo por medio de una combinación de guerra y vínculos familiares. Con el fin de mantener el control, Enrique II creó un estado burocrático, gestionado por intelectuales, hábiles en el arte de la propaganda y las tramas políticas, y empleados deliberadamente para llevar a cabo una guerra ideológica contra sus adversarios Capetos. En el estudio de Martin Aurell se reviven la pasión y la política, las rebeliones y los reveses del Imperio Plantagenet. Por medio de la utilización de las complejas fuentes del periodo, el autor desvela una intrincada maraña de maniobras políticas y toma de decisiones, y devuelve a la vida aquel mundo del siglo xii