¿Y si los piratas no fueron salvajes apátridas movidos por la simple acumulación de riquezas y tesoros?¿Y si el inicio de nuestra modernidad no hubiera tenido lugar en el corazón de Europa sino en unaRepública pirata del Madagascar del siglo XVII? ¿Y si la Ilustración ya no fuera tan europea comopensábamos?Estas preguntas nacen del trabajo de campo que David Graeber realizó en Madagascar sobre la historia de laesclavitud, la magia y las políticas de la isla. Su encuentro con los Zana-Malata, una etnia descendiente de losprimeros piratas que se asentaron en la isla en el siglo XVIII, le impulsó a profundizar en las relaciones sociales yde poder dentro de la comunidad. Sin dejarse llevar por la bruma que envuelve las leyendas de piratas ybasándose en documentos y archivos de la época, el autor arroja luz sobre cómo las formas protodemocráticas delo que los bucaneros implantaron en la isla pudieron influenciar el pensamiento ilustrado europeo. Reales oimaginarias, estas olvidadas sociedades pueden enseñarnos insospechadas posibilidades en un futuro cada vezmás incierto.La Ilustración pirata es la última pieza