Exorcismo es una práctica de escritura por la que se libera la energía de los demonios de la realidad y la mente y se traspasan a otros cuerpos. Algunos de esos demonios son también fantasías. Otros son espíritus o fantasmas. Presencias intrusas y obsesivas que solo cabe conjurar con palabras y ficciones. Exorcismos que son también actos de espiritismo y, por tanto, de hechicería. Estos relatos hablan de todo un poco, en voz alta y en voz baja, con trazo fino y con trazo grueso, dando gritos de cólera como un poseso, un endemoniado o un prisionero, o susurrando en la oscuridad del dormitorio como amantes desnudos. Hablan de la historia, pero no solo. Del deseo y el sexo, pero no solo. De la locura y la estupidez, pero no solo. Del cuerpo y sus poderes, traumas y aflicciones, pero no solo. Del amor y el erotismo, pero no solo. De los animales y el tiempo, pero no solo. De la soledad y la belleza, pero no solo. Del pasado y el presente, pero no solo. De mujeres y de hombres, de niños y niñas, pero no solo. Del cerebro y sus fantásticas elucubraciones, pero no solo. De la juventud y el final de las ilusiones,