«Algo se había roto: un corazón se rompe más silenciosamente que un vaso de vidrio, no causa el estruendo con que se despide de lavida un objeto precioso: se va en silencio y deja silencio al desaparecer. Deja estupefacción porque no solo ya no es lo que era, sino que ya no es lo que iba a ser...» Solo una escritora de gran talla y mucho ingenio puede pensar en escribir un libro de memorias que se ocupe solo de los primeros diez años de su vida, pero Rosa Chacel sabía muy bien lo que se proponía y quiso dejarlo claro ya en las primeras páginas de este libro: «Yo tengo la culpa de haber nacido porquesiento el principio de mi vida como voluntad. Ganas me dan de decir: si yo no hubiera querido, nadie habría podido hacerme nacer.» Esa Rosa, un personaje que se impone delante del lector aunque sea una niña en una casa modesta de Valladolid, tiene muy claro su destino e incluso puede describir con fuerza los años que precedieron su llegada a este mundo. Desde el amanecer en seguida muestrasu manera peculiar de ver la vida, su forma de des