Todos experimentamos momentos de plenitud vinculados a la expresión directa y auténtica de nosotros mismos. Estos momentos permiten intuir lo que puede ser una vida en la que no meramente se existe, sino en la que se vive en todo el sentido de esta palabra. Esta vida solo es posible cuando sabemos quiénes somos, cuando nos conocemos a nosotros mismos de modo experiencial.