San Agustín, que solo se convirtió al catolicismo a los treinta años, quiso rememorar el camino seguido en ese largo trayecto. Así escribió sus Confesiones, un texto comprometido y agradecido. Esta íntima y personalísima confesión inauguró un género literario, la autobiografía espiritual. Una contribución decisiva no solo a la teología cristiana, sino también a la psicología y la filosofía de Occidente.