En un enfrentamiento cuerpo a cuerpo con su enemigo Platón, Adriana Cavarero propone una relectura de algunas de las figuras femeninas de la Antigüedad para denunciar las desigualdades de género y las dinámicas patriarcales sobre las que se cimenta el canon filosófico occidental. La autora prefigura una nueva manera de pensar el espacio público, en un diálogo ideal con los movimientos feministas.