Estas magníficas memorias evocan un mundo y unos personajes que parecen extraídos de algún relato de James Joyce. En sus páginas, Ian Gibson describe con inusitada sinceridad la vida de una familia irlandesa de clase media y no duda en narrar tanto sus tempranas dificultades afectivas como los demonios familiares que durante años cercaron a su entorno más próximo: celos, desavenencias sin cuento entre una madre amargada y un padre acomplejado, desconfianza y una frustrante represión debida a la religión metodista. Pero en este arriesgado retrato personal y familiar no faltan los momentos luminosos: las primeras amistades, algunos maestros inspiradores, las iniciales aventuras eróticas o un amor acendrado por la naturaleza y el mundo de los pájaros.