El día en que Jan cumple dieciséis años recibe un regalo muy especial: una caja que contiene tres piedras y una nota: «Si la genética es justa, sabrás qué hacer con ellas». No lleva remite y lo único que sabe es que hace doce años (los mismos que murió su padre) alguien dejó ese paquete preparado para que le fuera entregado ese día.
Además, hace tiempo que tiene unos sueños espeluznantes y muy reales; hasta el punto que ha empezado a pensar si no será él mismo quien causa los extraños sucesos que ocurren a su alrededor y que parecen tener mucho que ver con la misteriosa muerte de su padre.
Suerte que tiene a Roberto, su rival y amigo, y a Marta, por quien haría lo que fuera por verla sonreír, para ayudarlo a desentrañar una verdad que lleva oculta en su familia muchos años.