Novela emblemática de la Europa de fin de siglo, su publicación en 1890 le valió a Wilde una condena de dos años de prisión y trabajos forzados por desprecio a la moral. Desde entonces, sigue atormentando la imaginación de los lectores y resuena con fuerza en esta época de culto a la juventud, la apariencia y la omnipresencia del yo. Benjamin Lacombe interpreta con delicadeza el delicioso texto del autor irlandés, que en esta edición recupera los pasajes censurados del original, y nos lleva a una sala de espejos en la que texto e imagen, pasado y presente, arte y vida dialogan constantemente.