En el país de las últimas cosas todo tiende al caos, los edificios y las calles desaparecen, y no hay nacimientos: la existencia se reduce a la mera supervivencia. Anna Blume cuenta, en una carta enviada desde una ciudad sin nombre, lo que sucede en ese país. Está allí para buscar a su hermano William, y describe una tierra en la que la búsqueda de la muerte ha reemplazado a los avatares y negocios de la vida, donde las clínicas de eutanasia y los clubes para el asesinato florecen y los atletas y corredores no se detienen hasta caer literalmente muertos de cansancio. Anna intenta sobrevivir en ese país devastado, donde todo lo que existe es posiblemente el último ejemplar de su especie, y se convierte en una recolectora de objetos del pasado para vender a cambio de comida y refugio. Pero también encontrará amistad ?e incluso amor? en este mundo desolado.