Talia no quería decirle a su madre esas terribles palabras, pero lo hizo y ahora es imposible borrarlas. Es demasiado tarde. Su madre se ha marchado de casa y sus padres no se reconciliarán nunca. Sin embargo, quizás no todo esté perdido. Existe un lugar, un lugar que está oculto y al que Talia deberá ir sola: el almacén de las palabras terribles. Allí descubrirá la importancia de las palabras y conocerá a Pablo, que, como ella, busca también una solución a su problema.