Los cuatro hombres que decidieron la suerte de un continente Cuatro grandes príncipes nacieron en el curso de una década: Enrique VIII de Inglaterra, Francisco I de Francia, Carlos V de Alemania y I de España y Solimán el Magnífico. Todos ellos dejaron una profunda huella en la historia de sus reinos. No podrían haber sido más distintos entre sí, pero, juntos, dominaron el mundo. A principios del siglo xvi, una era marcada por el Renacimiento, los inicios del protestantismo, las guerras de religión y la expansión del dominio occidental hacia el Atlántico, estos cuatro reyes, a veces aliados, a menudo enemigos y siempre rivales, sentaron las bases de la Europa moderna. De los escándalos de las seis esposas de Enrique VIII al monacato de Carlos V; desde el Campo del Paño de Oro, el espléndido encuentro de torneos, festines y bailes tan lujosos que casi vació las arcas de Francia e Inglaterra, a la pirámide de celebración que Solimán erigió con dos mil cabezas humanas tras la batalla de Mohács; desde la mano de seis dedos de Ana Bolena, supuesta señal de su condición de bruja, hasta la verdadera historia